En una nota titulada «el hombre fuerte de Venezuela quiere mejorar su relación con Estados Unidos», The Economist analiza los pasos que está dando la Administración de Maduro para sacudirse el mote de «ilegítimo» que le han colgado varios países de la región, tras el cuestionado triunfo electoral del líder chavista en 2018, así como echar abajo las sanciones.
«Maduro incluso podría facilitar las cosas a la oposición en retribución (a la normalización de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos)», dice The Economist.
La oposición, fraccionada en varios sectores, suele señalar que Maduro, un exchofer de autobús que gobierna desde 2013, ha cerrado los espacios democráticos en Venezuela -un país que atraviesa por una acuciante crisis pese a su abundante riqueza- y sigue una deriva autoritaria.
El sector mayoritario de la oposición, que lidera el dirigente Juan Guaidó -a quien Estados Unidos y varias decenas de países reconocen como presidente interino-, no se ha presentado a las últimas elecciones al apuntar que bajo el Gobierno de Maduro no hay condiciones para comicios justos y porque la mayoría sus líderes tradicionales están inhabilitados para ejercer cargos públicos.
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