Unos 3.880 militares de las Marinas de 10 países de América, liderados por Brasil y Estados Unidos, iniciaron este lunes en Río de Janeiro doce días de ejercicios militares en los que pondrán a prueba su capacidad de participar en operaciones conjuntas de defensa del continente.
Se trata de una nueva edición, la sexagésima, de UNITAS, la operación marítima multinacional más antigua del mundo y que en esta ocasión contará con la participación de miembros de la Marina y de fusileros navales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay y Perú.
En las operaciones también participarán, como observadores, oficiales de las Marinas de Japón, Portugal y Reino Unido.
Tras dos días de ejercicios militares en tierra y nueve días de operaciones en alta mar en los que será probado el poder naval conjunto, incluyendo acciones de combate a submarinos, de combate en superficie y de guerra electrónica, los miembros de la operación simularán un desembarque anfibio para la entrega de ayuda humanitaria en una isla del litoral de Río de Janeiro.
“Tenemos que estar preparados para cualquier tipo de operación en la que tengamos que defender la libertad y la democracia en el continente”, afirmó el almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE.UU. (SouthCom), en la ceremonia inaugural de la nueva edición de UNITAS.
“Esperamos que al final de estos ejercicios, las marinas del continente estén listas para operar en la misma unidad. La unión nos hace más fuertes ante cualquier amenaza que surja”, dijo por su parte el comandante de Operaciones Navales de la Marina de Brasil, almirante Leonardo Puntel.
Esta es la primera vez que UNITAS es realizada desde que el presidente Donald Trump declaró hace 20 días a Brasil como aliado militar estratégico de Estados Unidos fuera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los ejercicios serán realizados frente a las costa de Río de Janeiro a bordo de diez embarcaciones brasileñas, incluyendo un portahelicópteros, un navío de desembarque, tres fragatas y un submarino, y de cuatro navíos de otros países.
Las embarcaciones extranjeras participantes son el Navío de Desembarque Doca Carter Hall de Estados Unidos, en el que están embarcados 15 vehículos de asalto anfibio, una lancha de desembarque y una aeronave de patrulla marítima y antisubmarinos, así como la corbeta BAP Ferré de Perú, el Navío de Transporte San Blas y la Fragata Almirante Brown, estas dos últimas de Argentina.
Como en los últimos años, los ejercicios estarán centradas en el combate a amenazas “asimétricas”, como el crimen organizado y el narcotráfico, así como en operaciones de ayuda humanitaria, aunque en alta mar también serán simuladas operaciones de guerra convencional, como ataque a submarinos o navíos de superficie.
Se trata de un enfoque totalmente diferente al de la operación inicial, en 1959 en Venezuela, cuando las marinas del continente se prepararon para combatir en conjunto un hipotético ataque de la Unión Soviética.
“Tenemos que estar preparados para enfrentar la próxima amenaza cualquiera que sea, desde un desastre natural hasta un ciberataque, Tenemos que prepararnos para el futuro”, afirmó Faller.
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“Así como evolucionó el escenario mundial, el foco de UNITAS también evolucionó. Al comienzo la preocupación era con ataques de submarinos, ahora con los crímenes internacionales, las operaciones humanitarias y el apoyo a desastres naturales”, agregó Puntel.
Pese a tratarse de un ejercicio al que están invitadas las marinas de todo el continente, sus responsables no supieron explicar la nueva ausencia de Venezuela, uno de los fundadores de UNITAS pero que no participa desde hace casi dos décadas.
Casi todos los participantes, en cambio, integran el Grupo de Lima, que desconoce el Gobierno de Nicolás Maduro y presiona por una transición democrática en Venezuela.
“No sé decir si no fue invitada”, dijo a Efe el comandante de la Segunda División de Escuadra de la Marina de Brasil, contraalmirante Luiz Roberto Cavalcanti Valicente, que comandará toda la operación y quien negó que el ejercicio de desembarque anfibio para entrega de ayuda humanitaria hubiese sido concebido pensando en la actual crisis de Venezuela.
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“El simulacro de entrega de ayuda humanitaria no dice respecto a una situación específica. Fue pensado más para atender un desastre natural en que las vías quedan bloqueadas”, agregó.
“No estamos preparándonos para amenazas específicas. Tenemos que estar preparados para cualquier amenaza en el momento en que ocurra”, dijo por su parte el capitán Thomas Myers, otro alto oficial del Comando Militar del Sur de EE.UU. y que será el subcomandante del ejercicio.
EFE
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